domingo, 21 de junio de 2009

Muertepungo


Esto fue hace un par de meses, un viaje inesperado a la laguna de muertepungo. Paramos en el páramo, vimos tremenda explanada llena de agua y no pudimos resistir la tentación de hace el cruce.

Alvaro Izurieta

jueves, 4 de junio de 2009

LAGUNA DE PARCA COCHA

Los integrantes de la expedición: Oswaldo y Silvana, Aquiles y Jenny, Edison, Carmita y Yaroslav y por último Alvaro y Araceli.

Luego de haber esperado a que los últimos integrantes del grupo llegaren al sitio de reunión y después de llenar los tanques de combustibles de los vehículos, partimos desde la gasolinera Puma del Valle de los Chillos, a la que sería la primera parada del día, comprar la leña para la fogata de la tarde-noche. Lo siguiente, paramos para comprar los premisos en Pintag, luego al camino. Para nuestra suerte nos topamos con un volquete que llevaba material pétreo para arreglar la vía a Muertepungo.

La primera decepción, no había llovido en los últimos días, el camino muy polvoriento y con la demora del volquete adelante. Por suerte el conductor nos dejó pasar apenas tuvo la oportunidad.


Fotos y anotaciones para la bitácora y algunos, sus respectivos refrigerios, pues había gente que no chistaba palabra en la ruta. Lo que averiguamos después es que trataban de darle fin al precioso cargamento, una bolsa del tamaño que se usa para basura, la misma que estuvo llena de canguil.


Nos encontramos que la gente del sector arreglaba la vía y parecía pavimento, más el trabajo de instalar las militares, para no más de tragar polvo.

Al Llegar a la explanada, que en muchas ocasiones resulta una laguna, ahora todo casi seco. Las respectivas fotos y manos a la obra, cruzar la puerta de la ladera y seguir el serpenteante camino al páramo de la laguna de Parca cocha.

El camino, seco como estaba, no representó un reto muy difícil, sólo el polvo molestó al principio. En todo caso, para otra ocasión será.

Las cuestas cuentan con una buena gradiente. Engranada la primera o segunda, según el caso avanzamos hacia nuestro objetivo. Próximos a llegar al páramo el camino ya no era recomendable por estrecho, y nos tocó recorrer las huellas que estaban a un costado, pues la paredes hacían que corramos el riesgo de raspar la pintura del Niva.

Entonces, el primer atasco del día, el ángulo de entrada fue el equivocado y tuvimos que corregir la forma de acceder a dicho punto. Los tres primeros Nivas corrigieron la trayectoria y pasaron...... Pero nuestro amigo Yaroslav, haciendo uso de una mejor perspectiva pasó al primer intento.

Zigzagueando por la ruta polvorienta llegamos a otro punto en el que las huellas recorrían un camino alterno. No hubo problemas para los Nivas equipados con las militares, pero para el ratoncito vengador de Edison y compañía, resultó un poquito alto razón por la que quedó en balance lateral, que con un poco de ingenio y pereza para no utilizar el winche, pudimos sacarle del aprieto.

Todo bien hasta que encontramos pequeños charcos, que para entonces ya nos parecían la laguna, solo que tenía bastante lodo. Para ponerle emoción al asunto intenté pasar por unos de estos charcos, y que creen, el Niva se quedo atrancado de tal manera que necesitó ayuda y una eslinga para sacarlo del aprieto.

Este camino necesita mucha técnica cuando está lodoso por tener una dificultad superlativa para llegar a la laguna y la paciencia de Job cuando está seco, por el polvo.

La ruta continuaba sin mayor contratiempo, pero de nuevo una mala apreciación del terreno hizo que mi Niva se quede de nuevo atrancado en la mitad de un hueco, esta vez encajado o mejor dicho empanzado y sin posibilidad de salir, sino con ayuda.

Pocos metros más adelante........ la recompensa, la laguna de Parca cocha, la que estuvo visitada por una manada de toros y vacas bravas, que a la final hicieron a más de uno pasar un buen susto. Nuestro amigo Aquiles comedidamente e interrumpiendo su almuerzo intentó desanimar al ganado, de pasar por medio campamento. A la final no lo logró y siguieron su camino, por un costado.

El campamento como pocas veces ha estado armado y listo en tan pocos minutos, es decir antes de las 17h00 y en esta ocasión a una altura de 4.400 msnm, que por mucho ha sido el lugar más alto que hemos instalado nuestro vivac, pero contamos con ventarrones de glaciales proporciones provenientes del oriente.

La fogata una de las que más rápido se ha encendido en la cordillera oriental. Pero una de las que más tiempo ha demorado en calentarnos, por una sencilla razón, falta del tradicional vodkita.

La sopita levanta muertos, como ya es costumbre, la charla amena, y sobre todo compartir con los amigos hizo de la noche el mejor evento del día. Y además la prueba de fuego para nuestro juguete nuevo, una herramienta multipropósito compuesto de arrancador, acumulador, compresor, cargador de celulares, fuente de energía.

Por cierto, hay que recomendarle al señor tesorero que compre un foco ahorrador del gobierno nacional o unos focos led, para que la luz dure un ratitico más.
Nos dio unas horas de luz artificial, pero luego sólo nos bastó la luz de la luna y de la fogata.

A pesar de ser un paseo corto, por la cuasidificultad del camino todos fuimos a dormir temprano, con la esperanza que al siguiente día nos de la emoción de un camino lodoso para la bajada. En vez de eso tuvimos una de las noches más frías, pues las carpas y los autos amanecieron con escarcha de la madrugada. Por cierto muy frío el despertar.


Para el regreso no hubo contratiempos y antes de los pensado estuvimos de regreso en el Valle de los Chillos, y así, decidimos ir a degustar unos hornados donde Dieguito, luego de lo que, como dijo Mikey Mouse, cada cual para su house.











Alvaro Izurieta Cassola