La travesía del mes de Septiembre de 2015 nos llevaría
nuevamente al Infiernillo, un sector dentro del cráter del volcán Pululawua.
Jobany Uyaguari con Charlie Vásquez de copiloto
Jorge Ortiz con Anita Belén
Aquiles Zurita y toda su familia
Cristhian Carvajal y su esposa Carmita
Henri Beltrán y su novia, postulante
Pablo Aldaz, su hermano e hijo, postulante
Mario Cedeño y su familia, nivero de Sto. Domingo
Salimos a la hora acordada rumbo al Pululawua, y la caravana
se completó en la Gasolinera de Calacalí con Mario, que venía desde Sto. Domingo
de los Tsáchilas. En el trayecto Cristhian, Jobany y Charlie lograron
abastecerse de una buena cantidad de leña que nos serviría para calentar la
fría noche dentro del cráter del volcán extinto.
La caravana empezó a bajar hacia el cráter por un camino
estrecho y lastrado, que por la falta de lluvia se había hecho bastante
polvoriento, no tuvimos ningún inconveniente a no ser la baja velocidad con la
que venían unos autos delante de nuestra caravana y que no rebasamos para
evitar algún accidente.
Al llegar al sitio de campamento nos llamó la atención la
gran cantidad de turistas en la zona, nos supieron explicar los guardaparques
que algunos de ellos habían estado acampando en el Parque Nacional Cotopaxi y
tuvieron que ser reubicados a este sector. Instalamos el campamento con la
última claridad del día y procedimos a compartir embutidos y carne,
excelentemente preparados por nuestro chef parrillero Jorge. Otro grupo de
niveros tuvo la tarea de prender la fogata, en la que nos reunimos todos luego
de cenar opíparamente.
Alrededor de las 10pm nos disponíamos a salir hacia el
Infiernillo, pero el NIVA de Jobany no quiso prender a pesar que se revisó
circuitos y fusibles, la bomba de combustible seguía sin responder. Decidimos
partir en los autos disponibles, quedándose algunas personas, como Aquiles y
familia, en el campamento.
Al llegar al Infiernillo constatamos que su topografía había
cambiado drásticamente, haciendo que la huella del camino en algunas partes se
haya borrado completamente y además constatamos varias zanjas o pequeñas
quebradas que han aparecido entre las rocas. Esta situación nos hizo se mas
cautelosos al momento de empezar a trepar por las piedras volcánicas. La
oscuridad de la noche hizo mucho más interesante el recorrido, ya que los
pilotos debían confiar en el resto del grupo que con linternas guiaban el paso
de los tanques rusos.
Al llegar a la tercera parte del recorrido intentamos buscar
un lugar por donde subir las rocas, encontramos una pendiente de mas de 45
grados, que nuestros nivas hubieran podido sortear, pero lamentablemente en la
siguiente planicie la huella se cortaba por dos zanjas enormes que no daban
posibilidad ni siquiera de bordearlas. Decidimos tomar el camino regular y
llegar a la última parte rocosa. En ese sector vimos luces de linternas en la
parte baja del recorrido y la presencia de un vehículo, al no estar seguro de
quien se trataba y ya que era prácticamente la media noche, decidimos volver al
campamento y así evitar cualquier tipo de contratiempo.
La noche se alargó alrededor de la fogata, departiendo con
los amigos y tomando fotos de la fogata y las estrellas que nos acompañaban. Al
día siguiente Jobany, con la ayuda de algunos niveros, intentaba resolver el
problema de la bomba de combustible. Tras varios intentos el NIVA se logró
prender y supimos que era hora de retornar a la ciudad de Quito. Aquiles y su
familia, al igual que Mario se adelantaron un poco a la caravana.
Al empezar la cuesta que nos llevaría a Moraspungo,
encontramos a un NIVA varado por un daño en una rótula. Jobany, en un gesto
desinteresado, entregó una rótula de repuesto que llevaba consigo, demostrando
así el compañerismo que tienen los NIVEROS y su gran calidad humana.
La caravana se despidió en el sector de Pusuquí, habiendo
completado una interesante travesía nocturna que nuevamente puso a prueba a
nuestros querido vehículos y sus tripulaciones.