lunes, 13 de agosto de 2018

Travesía Laguna Cubilche - Julio 2018


La travesía del mes de julio del 2018 se realizó con destino la Laguna de Cubilche en la provincia de Imbabura.

Los asistentes nos organizamos en dos grupos de encuentro, el primero en Oyacoto con la presencia de; Oswaldo GómezJurado, Diego Bazante y Aquiles Zurita. El segundo en Santa Rosa de Cusubamba en el cual nos esperaban Gustavo Vaca (en solitario) y Francisco Jácome. Partimos a las 8:45 con destino al lago San Pablo, pero con la novedad de que Cristhian iba un poco retrasado, se conversó y se decidió en disminuir la velocidad con el objetivo de que nos alcance lo más pronto posible. 

Por primera vez desde que tengo el honor de pertenecer al club, mi niva presentaba un inconveniente en ruta, con la temperatura, la cual superaba los 110 grados, este particular fue comunicado al líder de la caravana mediante el radio de banda civil y en vista de que Cristhian aun no llegaba se decidió revisar el problema en la gasolinera de Petrocomercial que queda pasado el peaje de Cangahua.
Una vez enfriado un poco el motor, note que la tapa del radiador tenía una fisura, preguntando entre los asistentes, Oswaldo sacó de su bodega personal una, la cual pareció resolver el problema. La parada duró unos 30 minutos y en vista de que Cristhian seguía sin llegar, continuamos con la ruta propuesta.

En la subida del puente sobre el río Guachalá la temperatura volvió a subir, es decir no era solamente el problema la tapa del radiador, pasamos Cayambe y a la altura del molino de viento tocó realizar otra parada de revisión en la cual luego de descartar mangueras se llegó a la conclusión de que el problema era que el sistema de enfriamiento tenía aire. Se procedió a desconectar mangueras y rellenar de líquido refrigerante (que siempre se lleva) y el problema se solucionó definitivamente (otros 20 minutos de parada y nada de Cristhian).
Continuamos hacia la entrada de González Suarez y en el redondel realizamos otra parada ya que Cristhian aun no llegaba. Esperamos unos minutos y por fin las 6 tripulaciones estábamos completas. Cristhian Carvajal fue con toda su joven familia.
Entramos hacia San Pablo de Lago y antes del parque tomamos hacia la derecha con destino a Ugsha siguiendo la nueva ruta que lleva a Zuleta, cabe mencionar que estábamos siguiendo las direcciones que nos indicaba nuestros gps.
Fuimos cambiando de terrenos hasta que al fin se terminó el empedrado y continuamos por vías de tierra, conjuntamente con las direcciones de los locales, seguíamos avanzando hacia la montaña, la vegetación iba pasando a la característica de climas fríos.
En un punto de la ruta se consultó a un gps local y nos informa que debíamos retroceder unos 100 metros y tomar otro camino, me pareció extraño que haya una puerta, estaba abierta sin candados ni letreros que presagien lo que a la final pasó.
Seguimos la ruta de la puerta, y empezamos con diferentes lecturas de los gps, Francisco y Oswaldo decían que es correcta, el mío que debo dar giro en U y seguir por donde nos dijeron que no había camino. Después de unos 5 kms en la montaña y 30 minutos de tiempo llegamos a la puerta de la salida, pero esta vez, tenía un candado, lo peor es que en este punto todos los gps se pusieron de acuerdo e indicaban que ese era el camino a seguir y se notaba claramente que el camino principal estaba a unos cientos de metros de allí.
Con la dignidad que nos caracteriza, metimos retro y media vuelta, pero a mitad de camino decidimos con la esperanza de que nos lleve al camino principal tomar otra ruta. La cual nos llevó satisfactoriamente hacia otra puerta con candado.
Después de otra media vuelta y esperando que la puerta por la que entramos siga sin candado nos apresuramos hacia ella y salimos llegando a la vía que une San Pablo con Zuleta. Tomamos rumbo hacia este último pueblo y en vista de que era más de medio día se decidió almorzar en Zuleta.
Platos de comida criolla fueron ofertados a precios módicos, los cuales fueron degustados por todos los asistentes y con la consabida conversación de sobre mesa hizo que el tiempo transcurra sin darnos cuenta.
Siendo las 14:30 se continuó hacia la Laguna, una pequeña descoordinación entre la cabeza y el resto de la caravana nos tomó unos 10 minutos de espera hasta estar todos en ruta. Subimos por el camino que queda junto a la iglesia de Zuleta.
El tipo de vía y los paisajes iban cambiando conforme subíamos, nos habían advertido de que un árbol estaba obstruyendo el camino, pero confiábamos en poder sortear este obstáculo.  Nos internamos en el bosque y el líder de la caravana comunicó que era más que imposible intentar cruzar sobre, o por el alrededor del árbol caído. Francisco encontró una ruta alterna por medio del bosque y con pericia los nivas logramos llegar al camino principal hacia la laguna. Cabe mencionar que Cristhian nos acompañaba en su niva 5 puertas recién modificado, el cual debía sortear los arboles con mayor cuidado debido a su longitud.
Mientras más subíamos, más se disfrutaba de los paisajes que la montaña nos brindaba.  Las pendientes que teníamos en frente ponían a prueba la potencia y la confiabilidad de nuestros tanques rusos, así como la pericia de sus pilotos. Al coronar una de las pendientes largas, el niva de Gustavo presento un inconveniente con la temperatura, nada que un poco de líquido refrigerante no resuelva.
Seguíamos subiendo en el páramo, y al fin divisamos la laguna de Cubilche, cabe mencionar que desde la cumbre a lado izquierdo se veía el Lago San Pablo y a la derecha, Ibarra con la laguna de Yahuarcocha al fondo.
Llegamos con los nivas hasta la laguna, procedimos a recorrerla. Gigi, Daniela y Linda procedieron a recoger los plásticos y basura que otros visitantes tiene el “descuido” de dejar en estos parajes.
Siendo las 16 horas y con la satisfacción de la meta cumplida procedimos a regresar, el orden de la caravana se alteró y todos los nivas llegamos a Zuleta, Gustavo y Cristhian se quedaron conversando un rato y yo mientras tanto tenía el niva prendido y frenado con el pedal. Después de unos 5 minutos intenté retomar la ruta y no pude, el auto no se movía. Luego, los ancianos del club me explicaron que cuando uno baja como nos tocó, a pesar de haber ayudado a frenar con máquina, el sistema de frenos se ve forzado a trabajar al límite, y esto se agrava con mi novatada de tenerlo frenado ya en plano durante unos minutos más. Fue necesario que pase un poco de tiempo y usar agua para enfriar el sistema de frenos (estábamos ya de apuro) e inmediatamente el niva se destrabó. Ya por vía asfaltada nos dirigimos hacia Cayambe para disfrutar de un cafecito con bizcochos en uno de los famosos paraderos del poblado.
En vista de que había tráfico y que nos pasamos todo el día manejando, se decidió despedir la caravana en este lugar. A partir de aquí cada auto regresaba por su cuenta, claro está que esto no significaba que no estábamos pendientes el uno del otro, sino que el orden y las reglas que se aplican normalmente no estaba obligado a cumplir.
Estuvimos en Quito a eso de las 20:00, todas las tripulaciones reportaron su llegada sin novedad.

Hasta la próxima aventura
Aquiles