Fecha: 22 de septiembre del 2019
Destino: Mindo.
La travesía del
mes de septiembre del 2019 fue planificada con destino Mindo por la ruta del
Quinde. Desde las 8:30 de la mañana nos
empezamos a reunir los confirmados para la travesía, siendo las 9:15 y estando ya casi todos (a
excepción de Eduardo), empezamos la ruta.
El clima nos
ayudó ya que el día estaba soleado, las tripulaciones participantes en orden de
ruta fueron: Aquiles con Joel y David, Jorge con Anita Belén, Francisco con:
Gigi, Daniela, Carlos y Sofía. Luego Pablo con Paola, Nicolás, Valentina y la
peque Martina, luego Cristhian con Carmita, Ariel y Renato. Cerrando la
caravana, Oswaldo y Silvana.
Empezamos la
subida por la ruta a Nono, las tripulaciones estábamos en contacto mediante
nuestros radios de banda civil. Esta
travesía fue un poco diferente a las anteriores, ya que una de las actividades
planificadas fue tubing en Mindo, razón por la cual, contamos una gran
concurrencia juvenil.
Durante la
subida hacia el Pichincha se pudo observar el cambio, de ciudad a naturaleza
pura, así como también en la calidad de las calles, las cuales se iban
acortando en su ancho hasta ser justas para dos vehículos pequeños.
Sin mayores
contratiempos llegamos a Nono, no nos detuvimos y continuamos hacia el
siguiente punto de control, Tandayapa. El camino a la salida de Nono cambió a
lastre y como al parecer no había llovido, tenía polvo, por lo que se tomó
distancia prudencial entre un Niva y otro, pero siempre manteníamos el contacto
entre los autos.
El paisaje fue
cambiando hasta ser el de un bosque nublado, el camino era ya casi de un solo
carril, la velocidad promedio era de 30 kms por hora. El camino presentaba una serie de curvas y en cierto tramo íbamos ya a la par con el río,
lo cual creaba paisajes dignos de admirar y cuidar. En cierto momento de la
ruta, por el radio se escuchó una sugerencia para una “parada técnica”, la cual
se tuvo en el lugar adecuado.
Compartimos unos
minutos entre todos los tripulantes de los Nivas, conversamos de los viajes
anteriores por el mismo lugar y sus respectivas anécdotas. En ese lugar fuimos
alcanzados por un grupo de entusiastas del enduro. Después de unos 20 minutos,
decidimos continuar con la travesía haciendo énfasis en una parada en
Tandayapa, la cual había estado a unos 800 metros y unas cuantas curvas de
donde nos detuvimos.
Teníamos
expectativas de compras en Tandayapa, como una funda de papas, una cola,
chocolates, pero nada de eso pudo hacer, ya que la tienda del lugar a gran
suerte tenía unas 4 botellas de agua y unos cuantos chupetes de fresa.
El grupo de
motos de enduro se encontraba en este lugar, fue grata sorpresa el verlos ya
sin cascos, ya que al parecer eran familiares de todas las edades y
generaciones.
Después de unos
minutos en Tandayapa y bajo la custodia del patrullero local, emprendimos ruta
hacia San Mateo a las 10:55, el camino era lastre y empedrado, con pendientes y
curvas. En el trayecto nos encontramos con ciclistas que estaban al límite de
sus capacidades, comentamos por radio respecto al estado de nuestros vehículos
y afortunadamente ninguno presentaba inconvenientes, la temperatura de los
motores era la normal para el tipo de
terreno y esfuerzo que venían realizando.
Una vez
alcanzada la cima de la montaña, pudimos aumentar un poco la velocidad y llegar
hasta San Mateo y el cruce de la carretera pavimentada, la cual tomamos con las
debidas precauciones y en unos minutos estuvimos ya frente al desvío hacia
Mindo.
Luego de unos
minutos y en completo silencio radial, llegamos a Mindo, siendo las 11:45, por
precaución preguntamos en el restaurante acordado si debíamos o no reservar el
almuerzo, esto lo hicimos porque Mindo es un lugar muy turístico y como íbamos
con muchos niños no queríamos tener inconvenientes en el almuerzo. Nos
informaron de que no habría problema y que si tenían abastecimiento para todos
los posibles comensales, por lo que nos subimos a nuestros Nivas y nos fuimos directo
hacia el lugar del tubing.
Tomamos el
camino a la salida de Mindo y luego de unos minutos nos encontramos con las
personas que ofrecen este servicio, acordamos un precio por persona y
estacionamos los autos en el punto de llegada del tubing, el precio incluía
trasporte en camioneta hacia el lugar de salida y obviamente el tubing por el
río.
Debido al número
de personas dispuestas a disfrutar de esta aventura, el número de “boyas”
necesarias fueron 3, cada una tenía capacidad para 6 personas. Aquí en el parqueadero,
nos pusimos los trajes adecuados, camiseta, pantaloneta y chanclas.
Fuimos en dos
camionetas hacia el lugar de partida, allí nos dieron chalecos salvavidas,
cascos de protección y una inducción de cómo comportarnos y que hacer una vez
que estemos en el río.
Cada boya iba
acompañada por un guía, en nuestro caso era Alex, en la otra, fue Alirio, los
dos hermanos y uno de los conductores de la camioneta era su padre, es decir
todo en familia.
La primera
sensación al entrar al río fue de mucho frío, nos ubicamos según los
recomendado por Alex, en mi boya fui con Joel, David, Nico, Valentina. En la
otra, toda la tripulación de Francisco, Jorge Y Anita Belén, fueron en otra
boya con otros turistas.
Si bien es
cierto, la distancia entre la llegada y el punto de partida del tubing yendo en
auto no era muy lejana, por el río nos demoramos como media hora, nos
explicaron que era por la temporada, ya que el caudal del río no era muy fuerte
y que el mismo trayecto en invierno toma solo 10 minutos.
Debo mencionar
que todos, sin importar la edad y el frío del agua, disfrutamos mucho de la
aventura.
Una vez que
llegaron las tres boyas procedimos a cambiarnos de ropa y dirigirnos de regreso
a Mindo al restaurante siendo las 13:30, una vez allí nos topamos con la
situación de que debido al número de personas teníamos que dividirnos en dos
mesas. Nos pasaron las cartas, optamos por lomos a la piedra y churrascos, los
cuales fueron servidos en un tiempo y calidad bastante aceptable.
Como siempre,
compartíamos entre los comensales y no pudimos hacer sobremesa ya que nuestros
puestos eran requeridos por más turistas que deseaban disfrutar de la comida
que allí servían.
Nos agrupamos a
la entrada, en nuestro caso salida de Mindo y una vez que todos estuvimos
juntos, procedimos a regresar hacia Quito, habíamos acordado que el regreso lo
haríamos por el odioso, monótono y aburrido pavimento.
Después de
aproximadamente dos horas de viaje y estando en la mitad del mundo, procedimos
a despedirnos, eran como las 17:00, algunos tomamos la nueva vía que une la
mitad del mundo con la Ave. Simón Bolívar, y otros la Av. Córdova Galarza.
Debo resaltar,
el compañerismo, y apoyo de todos los integrantes de la travesía, así como el
buen estado de sus vehículos ya que durante todo el viaje no tuvimos ningún
inconveniente.
Saludos y hasta
la próxima.
Aquiles