viernes, 3 de mayo de 2013

Travesía del mes de abril, Piñan.


El destino del mes: Las lagunas de Piñan en la provincia de Imbabura, se tenían confirmados 8 vehículos con sus tripulaciones y equipamiento para la aventura. Salimos con una pequeña demora rumbo a Ibarra, Eduardo a la punta y Gustavo al final, en medio Diego,  Aquiles y Jorge, los otros 3 nivas saldrían de Quito por cuestiones laborales pasado el medio día. 
Alrededor de las 8:30am arribamos a Ibarra, el trayecto desde Quito transcurrió sin mayores novedades ni contratiempos, como siempre amenizando el viaje por radio y coordinando los adelantamientos.  Tanto Edu como Diego experimentaban intermitencias en sus recepciones/transmisiones radiales.
Una vez en Ibarra procedimos a cargar combustible en nuestros tanques rusos, luego de lo cual emprendimos camino hacia Imbaya y luego San Roque para desde allí tomar el desvío hacia la hacienda el Hospital, a diferencia de las veces anteriores ahora ya no es necesario entrar por el patio de la hacienda sino por un desvió, Gustavo insistía respecto a que el camino del desvío era una ruta diferente de la normal, luego de avanzar unos pocos kilómetros por el camino empedrado después de la hacienda, nos topamos en sentido contrario con unos  3 vehículos pertenecientes al club huellas  que por prudencia respecto a uno de los integrantes de su grupo decidieron ir  pero por el camino San Jeronimo-Buenos Aires-La Primavera-Piñan,  este suceso avivo nuestras expectativas respecto a la ruta, Gustavo seguía insistiendo que estábamos por el camino equivocado y eso que pasábamos por lugares que ya habíamos visitado anteriormente. Gracias a unos habitantes del lugar corregimos un pequeño  error en una bifurcación, después de otros kilómetros llegamos al punto de entrada del camino a Piñan el cual indicaba que el trayecto era de 45 Kms.

Empezamos la subida y a los nivas se les exigía su acostumbrada fuerza, el tiempo pasaba y nosotros avanzábamos lentamente debido a lo escarpado del camino el cual incluía zanjas, rocas y pendientes, los cuales eran sorteados con relativa facilidad por parte de pilotos a una fabulosa velocidad de 5 kms por hora o menos, recuerdan los 43 kms de distancia, pues si esa era la velocidad promedio eso significaba al menos 8 horas de travesía hasta piñan.

Diego demostraba mucha preocupación por todos los golpes de piedra que recibían los vehículos mientras  sorteábamos las zanjas, de vez en cuando se nos complicaba el cruzarlas limpiamente y necesitábamos un tirón o empujada, claro salvo Gustavo quien varias veces después de culminar nos recordó que él lo hizo solo, sin contratiempos, cerca de medio día Edu tuvo un problema de fuga de aceite que Gustavo logró solucionar, mientras el resto de nosotros conversamos apasionadamente de política y nivas.
Una vez terminada la parte de las piedras empezaba el camino lastrado que a Edu le jugaba unas malas pasadas en las partes que eran más barro que lastrado, claro, se notaba que Edu no evadía ningún reto.
Avanzamos por el camino lastrado hasta el desvío de tierra, el cual nos trajo muchos recuerdos de las veces anteriores y de lo difícil que fue, sin embargo esta vez  parecía que no tendríamos contratiempos.

Debido a los problemas en los radios, Edu y Diego se adelantaron mucho y los otros nos retrasamos por inconvenientes en los nivas de Jorge y unas piedritas en las pastillas de freno en el niva de Gustavo, mientras se realizaban las reparaciones del caso nos dieron alcance los 3 vehículos de huellas 4x4 y la lluvia, continuamos el descenso escoltados por los amigos de huellas,  después de un buen tramo nos topamos con Edu que había regresado a nuestro encuentro, allí se tomó la decisión de cambiar la punta de la caravana ya que mi radio estaba operativo,  más adelante nos topamos con Diego y continuamos todos, mientras llovía muy fuerte y el camino  era como un jabón, ya en la punta y con comunicación con el último nos enteramos de un problema en una llanta de Edu la cual se había quedado sujetada solo por una tuerca y las otras se cayeron en algún lugar del trayecto, aquí se generó un problema adicional ya que nosotros (Diego y yo) debíamos esperar y sin embargo los de huellas debían continuar y el camino es de un solo carril, luego con Diego nos subimos a un bordo y pasaron los de huellas, luego Edu con la ayuda de Gustavo solucionó el problema y continuamos el descenso o la resbaladera, cerca del pueblo mi niva hizo un trompo y con las justas pude controlar y continuar en el sentido correcto, posteriormente en el mismo lugar Diego tuvo un percance similar.

A la final los niveros llegamos al poblado, hasta eso los amigos de huellas habían gestionado ya el lugar de acampada en el patio de la escuela con el responsable de la llave del portón de entrada.
La lluvia cesó por un rato y nos apresuramos a armar el campamento, pero volvió a llover y allí nos informaron que había la posibilidad de usar un aula y rápidamente movimos las carpas tanto los niveros como los de huellas al interior.

Después procedimos a almorzar, digo merendar, en realidad las dos cosas y como siempre se compartió comida entre todos, la gente del lugar nos ayudó prendiendo  la fogata en la cual Jorge puso una carne y embutidos y como ya es costumbre Joel y también Narcisa compartieron malvaviscos con los niveros y los lugareños .
 La noche transcurría entre conversaciones de la travesia y de pasadas aventuras, siendo más de la media noche y con la mayoría de niveros durmiendo, compartimos con Yuri Burgos, líder del grupo huellas. Cabe mencionar que durante todo el trayecto estábamos pendientes de comunicación o a la espera del otro grupo de nivas.

Temprano en la mañana procedimos a levantar el campamento, desayunar y nos dirigimos a caballo a la laguna, ya en la laguna nos tomamos una que otra foto y emprendimos el regreso ya que nos esperaba un largo camino.


De regreso los nivas se portaron a la altura y salvo un lugar en el que Diego tuvo que superar sus límites y Gustavo fue víctima de la gravedad  (por la inclinación, la bomba de gasolina no funcionaba y el niva no prendía), el camino no presentó mayores complicaciones.
Ya en el punto indicado como el lugar de entrada a la ruta de Buenos Aires y siendo yo el puntero encontré una seña me imagino colocada por los amigos de huellas que nos aseguraba que estábamos por el camino correcto, era páramo con muchos lugares llenos de cochas con agua-lodo, luego cambió el camino a lastre, sorteamos una cadena, un derrumbe que ya nos habían contado y después de un largo viaje al fin Buenos aires a la vista, luego de unas cuantas vueltas y mucha neblina llegamos a San Jerónimo y después de un buen tramo en asfalto llegamos a Salinas, con la novedad de un golpeteo de válvulas en el motor del niva del Edu (por la fuga de aceite) y un problema de frenos en el de Jorge. Después de una ida y vuelta desde Ibarra con aceite para el Edu procedimos a almorzar-merendar en el patio de comidas del centro comercial de Ibarra, posteriormente y sin ninguna novedad llegamos a Carapungo lugar en el que dimos por terminada la travesía.
Casi me olvido, recuerdan el segundo grupo de 3 nivas que salieron más tarde, pues no pudieron llegar al destino ya que se le hizo muy tarde y empezaron la subida a la ruta de Piñan ya en la noche y se enfrentaron al camino en condiciones de oscuridad que les dificultó enormemente el cometido.
Al siguiente día desde buenos aires nos contactamos con Oswaldo para averiguar su paradero e informar nuestra posición, además fueron ellos los que me proporcionaron en Ibarra el aceite para el Edu.

Las tripulaciones:
Eduardo  Díaz y Narcisa,
Diego Soria y Copiloto,
Joel, David, Linda y Aquiles,
Jorge Ortiz (Por las dudas es un homónimo),
Gustavo Vaca.
El grupo rezagado:
Oswaldo GomezJurado,
José Pazmiño,
Fernando Bastidas

 Saludos