lunes, 21 de septiembre de 2009

SALAYAMBO SEPTIEMBRE 2009

El lugar de reunión sería en la gasolinera Movil después de Tambillo. Nos esperaban Eduardo y Luis Miguel y además Luis y su hijo, Cristian y Alejandro (EL BARMAN, que hace su aparición a los tiempos), Carlos Galárraga en solitario y José con Alvaro encargado de la navegación.

Nos demoramos por la instalación de la radio de 11 mts y acomodando todo el equipo especial que se necesitaba para esta nueva aventura del Club Niva 4x4 Ecuador.
La partida fue tipo 08h00 de la mañana del sábado 19 de septiembre de 2009. El viaje, vía Latacunga no tuvo sobresaltos, todo normal y buen clima.

Al llegar al desvío para Saquisilí Cristian, Alejandro, José y Alvaro se adelantaron a comprar la leña necesaria para la fogata de la noche. Mientras que la otra mitad del grupo siguió y nos esperó en la gasolinera Tripetrol de la Latacunga, lugar de repostaje para continuar la travesía a la Laguna de Salayambo.

Ahora no perdimos el rumbo. Dicen que la práctica hace al maestro y ya hemos tenido tiempo de estudiar los manuales de navegación con GPS. Pero lo más importante no hubo la distracción del manejo del vehículo y la operación de la radio.

Desde Latacunga no se podía ver las montañas de los páramos objeto del viaje, pues estaban cubiertas por una densa neblina. Lo que nos daba un buen augurio para una travesía con muchas emociones y llenas de retos. Pero resultó que, ni lo uno, ni lo otro. El páramo seco, tan seco que desde la Locoa tuvimos polvo hasta llegar al la Laguna de Salayambo.

Mientras recorríamos el camino, sólo envidiábamos la aventura del año anterior. Cristian y Alejandro, nos preguntaban, ¿Qué? ¿Qué será de un lodito?, A lo que nos tocó contestar que se conformen con el polvito que levantaban los NIVA.

No tuvimos dificultades para avanzar, y los 25 Km que hace un año nos tomó aproximadamente 7 horas de travesía, ahora, apenas nos tomó unas 2 horas, y eso tomando en cuenta todas las paradas técnicas, fotográficas y etc.)

A pesar que, no había llovido en algún tiempo, los páramos estaban algo verdes. Avanzamos con bastante cautela recordando el espectacular paseo del año anterior junto a los amigos de Club Cerros del Azuay, y comentando lo cambiado que es la ruta sin los ingredientes principales mucha agua y lodo.

Cuando por fin habíamos llegado al lugar del hueco que se debería bautizarlo con el nombre de Carlos Galárraga por la espectacular maniobra y por consiguiente atasco del NIVA verde (año anterior), perdimos todas las esperanzas de poder jugar con los autos en el lodo, pues ni la subida posterior al puente, que según la revista Terreno Extremo, que es el lugar de calzar cadenas en los autos y luego el pantano; nada era igual...... Todo estaba tan seco que lo único que se levantaba era polvo una vez más.

Minutos después habíamos llegado a la Laguna de Salayambo, lugar en donde por puro despecho nos toco hacer unas pequeñas pruebas de cómo atascarse en un lodillo junto a esta. Jugamos un poco y luego levantamos el campamento.


Un frugal almuerzo, mientras los hijos de Eduardo y Luis jugaban a nuestro alrededor.
Cuando ya pasaba de las 17h00 la ilusión de un regreso difícil por la llovizna que se hizo presente en la tarde noche del día sábado, nos dejó un mal sabor de boca, pues no fue más que una pequeña garúa y en pocos minutos desapareció, pero que compensación nos dejó un anochecer espectacular y nos permitió ver un cielo completamente despejado y salpicado de estrellas y luceros, que pocas veces podemos apreciarlos por las luces de la ciudades. Eso si nos atacó un despiadado y helado viento desde el oriente, bastante fuerte, muy, pero muy frío.

La fogata nos calentó desde las 19h00. Decidimos ir a dormir temprano, con la esperanza que el tiempo empeore, me refiero a la lluvia. Lo que empeoró fue las ráfagas de viento que aumentaron durante la madrugada. Algunos no pudieron dormir por el ruido. Esos son los gajes del oficio.

La noche transcurrió sin contratiempos.
A la mañana siguiente luego del desayuno, levantamos el campamento y nos dirigimos hacia Latacunga, en donde almorzamos y enseguida tomamos rumbo conocido hacia Quito.

En el viaje de regreso, uno de nuestros estimados compañeros del volante, un verdadero asesino, chofer profesional, un irresponsable, imprudente, haciendo gala de sus mejores dotes de asesino del volante, se nos cruzó como solo, esta clase de irresponsables lo saben hacer, obligando a mi piloto a evitar la embestida. Por suerte no fue más que un buen susto. Para variar, cuando alguien necesita a un policía, ni en la carretera y peor en el peaje. Brillaban por la ausencia.

Y, llegó el momento de la despedida, paramos antes de Tambillo, unas fotos más para el archivo gráfico, y un momento después todos a su destino final a casita a descansar.



Alvaro Izurieta Cassola.

No hay comentarios: