Desde las 8am del Domingo se empezaron a reunir los Niveros en el
norte de la capital ecuatoriana, todos entusiastas del evento con sus tanques
rusos bien lavados y acicalados para el evento. Los pilotos de los NIVAS
constan en la siguiente lista:
SOCIOS DEL CLUB NIVA:
Cristian Carvajal, Gustavo Vaca, Fernando Bastidas, Charlie
Vásquez, Gaby Bedoya, Beyo Ochoa, y Vinicio Cevallos, quien esperaba ser
bautizado como miembro del Club.
NIVEROS INSCRITOS:
Fernando Cabrera, Ernesto Álvarez, Gustavo Terán, Roberto Almeida
(vino desde Ambato), Alex Encalada, Danilo Ojeda, Polivio Zurita, Agustín
Torres, Cristian Torres, Gabriel Montufar, Pablo Malla y Mario Cedeño (vino
desde Santo Domingo de los Tsachilas).
Una vez completo el grupo nos enrumbamos por la Panamericana norte
hasta la población de Tabacundo, en donde hicimos una parada técnica para
comprar provisiones. En este lugar Cristian Carvajal y Gustavo Vaca dieron la
bienvenida al grupo de inscritos y dieron normas de seguridad para el manejo en
ruta lastrada. En este punto también se unió a la caravana un Land Rover,
propiedad de un amigo de Vinicio Cevallos, que fue nuestro guía en el descenso.
El grupo había transitado unos dos kilómetros vía al páramo cuando
nos topamos con un grupo grande de caballos que nos acompañaron por unos
metros, la subida se hacía cada vez mas empinada y el Land Rover empezó a
frenar el grupo ya que no enclavo los candados de la doble tracción. Algunos Niveros
experimentaron sobrecalentamiento en sus motores que fueron resueltos por Beyo
Ochoa, Fernando Bastidas y Gustavo Vaca.
Llegamos a la cota de 4000 metros sobre el nivel del mar e hicimos
una parada para tomar una panorámica de los 17 nivas con el fondo de las
lagunas de Mojanda. Empezamos a descender, buscando un lugar propicio para
estacionar nuestros tanques rusos, departir en el almuerzo y bautizar al nuevo
socio.
Cada Niva se ubicó en una larga recta frente a la laguna para la
foto oficial y luego cada tripulación disfrutó de tiempo libre para almorzar y
contemplar la majestuosidad de la Laguna Grande de Mojanda. Los socios del Club
mientras tanto recorrieron la caravana colocando el sticker oficial del
Encuentro y documentando el evento. Se reunió a todos los asistentes para el Bautizo de Vinicio
Cevallos a cargo de su padrino Fernando Bastidas, siempre este acto resulta
emotivo. Ante los aplausos de los asistentes se procedió a poner los stickers
oficiales del Club en el NIVA de Vinicio.
Toda vez terminados los festejos en honor a Vinicio y a la
camaradería nivera emprendemos el retorno a Quito, ahora por la Ruta de
Malchinguí.
Mantenemos el mismo orden de los vehículos salvo por un land rover
(amigo de Vinicio) que ahora de puntero
nos sirve de Guía y a la cola Fernando en reemplazo de Charlie quién debió
ausentarse por asuntos académicos.
Transcurren escasos metros cuando encontramos nuestro primer
obstáculo, un Tucson que con la llanta delantera destrozada nos impide el paso,
inmediatamente ponemos manos a la obra. Se trata de levantar el vehículo en un
terreno dónde es difícil encontrar puntos de apoyo, un compañero nivero nos
facilita una gata de lagarto con lo que se facilita el proceso, Beyo apoya con
el cambio de llanta y en pocos minutos el vehículo vuelve a estar operativo,
sin embargo, la llanta colocada no le permite traccionar adecuadamente por lo
que prestos le damos un empujoncito para facilitar su caminar.
Continuamos, con un breve patinaje de uno de los 3 últimos nivas,
la cosa se pone interesante, el terreno es harto sinuoso y la caravana se
encuentra dilatada… Hay problemas de comunicación entre los que tenemos radio y
muy poco o nada puedo escucharle a Gustavo (el Niva más próximo con radio). Nos
detenemos, se trata de un estrecho por el cual el niva debe pasar muy cerca del
límite de inclinación Beyo como siempre dirige las acciones y nos recomienda el
camino a seguir, hay que ser cuidadosos para no maltratar demasiado la suspensión
y asegurar el paso de todo el grupo. Pasa mi niva y todos los vehículos en
ruta.
El camino continúa, apenas logro escuchar a Cristhian por la radio
diciendo que hay algo de lluvia y que con éstas condiciones el agua nos puede
hacer pasar duros momentos, sin embargo la amenaza se disipa y nos vuelve a
acompañar un radiante sol.
Nos volvemos a juntar a la caravana ésta vez otro estrecho algo
sinuoso requiere de dominio de los impulsos del conductor, se trata de pasar un
terreno con depresiones a ambos lados. Para lograrlo el conductor debe
abstenerse de frenar aun cuando sienta que el vehículo se balancea duramente.
La mayoría de los niveros lo logra sin contratiempos, nuevamente al pasar el
último niva seguimos en ruta.
Siguiente obstáculo: La caravana se compacta de nuevo, Vinicio nos
pide por radio que todos los niveros nos acerquemos a colaborar para mover una
camioneta que nos impide el paso. En efecto, una mazda no logró superar la
pendiente y se quedó en la mitad del camino!
El propietario se marcha hacía 2 horas de nuestra llegada en busca
de ayuda y se lleva las llaves del vehículo consigo. Hasta ahí el escenario no
es nada alentador, pero como dice la canción las hormigas juntas puede contra
cualquier elefante, así que manos a la obra.
Se trata ahora de darnos espacio para pasar, lo que hicimos fue
entre todos (y con todos me refiero a que cada nivero de una u otra manera
colaboró con la causa) mover a la camioneta bloqueada y sin colaboración de sus
ocupantes, los mismos que no bajaron del vehículo durante todo este proceso.
Para moverla nos valimos en principio de la fuerza física conjunta de los
niveros. De a poquito la fuimos empujando, los ocupantes beligerantes nos
acusaban de causar daños al vehículo, cosa que en todo momento evitamos. En un
instante un nivero hace un mal punto de apoyo y hunde un poco una de las latas
de la camioneta, se nos acusa de haberla destruido. Gustavo y Cristhian llaman
a la calma y piden a uno de los ocupantes que colabore con nosotros y que de
idéntica manera nosotros colaboraremos con ellos para ayudarles a salir del
impase. Cuarenta minutos después y con la intervención de palas, high lift,
hacha, machete y mucho trabajo de equipo logramos hacernos paso.
Regreso a mi vehículo listo para emprender el camino cuando veo
que se acerca el dueño de la camioneta conversando con una de las ocupantes (la
señorita que no se bajo del balde mientras la cargábamos) la misma que le
informa acerca de “todo lo que le han dañado éstos al carrito”. Al propietario
se le fue la perspectiva, en momentos estuvo intentando tomar del brazo a Beyo
para increparle por lo acontecido. Gustavo inmediatamente le conmina a la
calma, le repite lo dicho antes: “Nosotros te queremos ayudar” a lo que el
propietario contesta que le hemos destruido su carro, que ese hundido (no mayor
a 15 cm en diámetro) necesita de una reparación completa de la camioneta y que
le debemos pagar, epítetos de por medio insiste en que se le pague. Gustavo le
paga, pero ante tal actitud nosotros no le podemos ayudar, sencillamente no
quiere nuestra ayuda para salir, quiere nuestro dinero. La cabeza caliente del
muchacho le ha costado verse atrapado en una situación por lo menos complicada.
Nosotros avanzamos.
Nos queda mucho camino por recorrer y las horas de luz cada vez son
menos, atravesamos caminos pedregosos y polvorientos, hasta llegar a una
ladera… Los nivas al borde de un despeñadero de no menos de 70 metros tenemos a
nuestra derecha un ocaso espectacular.
Llegamos a Malchinguí, mucho polvo y muy poca información acerca
de cómo salir nos llevan a unas calles que ponen a prueba la fiabilidad de
nuestras suspensiones y de nuestros riñones, al menos un kilómetro y medio de
fuerte vibración y las luces de media comienzan a encenderse. Siendo las 18:50
estamos extraviados, cuatro de los nivas se han adelantado y quedaron fuera del
alcance en la radio, seguimos las indicaciones de un taxista del lugar y
alcanzamos la carretera asfaltada, a partir de aquí Gustavo guía a la caravana.
En contados minutos y ya en completa noche llegamos a
Guayllabamba, se pronostica un tráfico complicado para la entrada a Quito y se
decide realizar la despedida en la gasolinera más cercana.
Nos reunimos, nos agradecemos, nos reconocemos niveros y con los
brazos cansados estrechamos las manos de buenos amigos, de camaradas y
compañeros de ruta con los que esperamos en el futuro seguir compartiendo
kilómetros de piedras, polvo, lodo y Nivas.
Hasta pronto!Mas fotos en nuestro perfil Facebook.
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