El destino
del mes: Las lagunas de Piñan en la provincia de Imbabura, se tenían
confirmados 8 vehículos con sus tripulaciones y equipamiento para la aventura. Salimos
con una pequeña demora rumbo a Ibarra, Eduardo a la punta y Gustavo al final, en medio Diego, Aquiles y Jorge, los otros 3 nivas saldrían
de Quito por cuestiones laborales pasado el medio día.
Alrededor
de las 8:30am arribamos a Ibarra, el trayecto desde Quito transcurrió sin
mayores novedades ni contratiempos, como siempre amenizando el viaje por radio
y coordinando los adelantamientos. Tanto
Edu como Diego experimentaban intermitencias en sus recepciones/transmisiones
radiales.
Una vez en
Ibarra procedimos a cargar combustible en nuestros tanques rusos, luego de lo
cual emprendimos camino hacia Imbaya y luego San Roque para desde allí tomar el
desvío hacia la hacienda el Hospital, a diferencia de las veces anteriores
ahora ya no es necesario entrar por el patio de la hacienda sino por un desvió, Gustavo insistía respecto a que el camino
del desvío era una ruta diferente de la normal, luego de avanzar unos pocos
kilómetros por el camino empedrado después de la hacienda, nos topamos en
sentido contrario con unos 3 vehículos
pertenecientes al club huellas que por
prudencia respecto a uno de los integrantes de su grupo decidieron ir pero por el camino San Jeronimo-Buenos
Aires-La Primavera-Piñan, este suceso
avivo nuestras expectativas respecto a la ruta, Gustavo seguía insistiendo que
estábamos por el camino equivocado y eso que pasábamos por lugares que ya
habíamos visitado anteriormente. Gracias a unos habitantes del lugar corregimos un pequeño error en una bifurcación, después de otros
kilómetros llegamos al punto de entrada del camino a Piñan el cual indicaba que
el trayecto era de 45 Kms.
Empezamos
la subida y a los nivas se les exigía su acostumbrada fuerza, el tiempo pasaba
y nosotros avanzábamos lentamente debido a lo escarpado del camino el cual incluía
zanjas, rocas y pendientes, los cuales eran sorteados con relativa facilidad
por parte de pilotos a una fabulosa velocidad de 5 kms por hora o menos,
recuerdan los 43 kms de distancia, pues si esa era la velocidad promedio eso
significaba al menos 8 horas de travesía hasta piñan.
Diego
demostraba mucha preocupación por todos los golpes de piedra que recibían los
vehículos mientras sorteábamos las
zanjas, de vez en cuando se nos complicaba el cruzarlas limpiamente y necesitábamos
un tirón o empujada, claro salvo Gustavo quien varias veces después de culminar
nos recordó que él lo hizo solo, sin contratiempos, cerca de medio día Edu tuvo
un problema de fuga de aceite que Gustavo logró solucionar, mientras el resto
de nosotros conversamos apasionadamente de política y nivas.
Una vez
terminada la parte de las piedras empezaba el camino lastrado que a Edu le
jugaba unas malas pasadas en las partes que eran más barro que lastrado, claro,
se notaba que Edu no evadía ningún reto.
Avanzamos
por el camino lastrado hasta el desvío de tierra, el cual nos trajo muchos
recuerdos de las veces anteriores y de lo difícil que fue, sin embargo esta
vez parecía que no tendríamos
contratiempos.
Debido a
los problemas en los radios, Edu y Diego se adelantaron mucho y los otros nos retrasamos
por inconvenientes en los nivas de Jorge y unas piedritas en las pastillas de
freno en el niva de Gustavo, mientras se realizaban las reparaciones del caso
nos dieron alcance los 3 vehículos de huellas 4x4 y la lluvia, continuamos el descenso
escoltados por los amigos de huellas,
después de un buen tramo nos topamos con Edu que había regresado a
nuestro encuentro, allí se tomó la decisión de cambiar la punta de la caravana
ya que mi radio estaba operativo, más
adelante nos topamos con Diego y continuamos todos, mientras llovía muy fuerte
y el camino era como un jabón, ya en la
punta y con comunicación con el último nos enteramos de un problema en una
llanta de Edu la cual se había quedado sujetada solo por una tuerca y las otras
se cayeron en algún lugar del trayecto, aquí se generó un problema adicional ya
que nosotros (Diego y yo) debíamos esperar y sin embargo los de huellas debían
continuar y el camino es de un solo carril, luego con Diego nos subimos a un
bordo y pasaron los de huellas, luego Edu con la ayuda de Gustavo solucionó el
problema y continuamos el descenso o la resbaladera, cerca del pueblo mi niva
hizo un trompo y con las justas pude controlar y continuar en el sentido
correcto, posteriormente en el mismo lugar Diego tuvo un percance similar.
A la final
los niveros llegamos al poblado, hasta eso los amigos de huellas habían
gestionado ya el lugar de acampada en el patio de la escuela con el responsable de la llave del portón de entrada.
La lluvia
cesó por un rato y nos apresuramos a armar el campamento, pero volvió a llover
y allí nos informaron que había la posibilidad de usar un aula y rápidamente
movimos las carpas tanto los niveros como los de huellas al interior.
Después
procedimos a almorzar, digo merendar, en realidad las dos cosas y como siempre
se compartió comida entre todos, la gente del lugar nos ayudó prendiendo la fogata en la cual Jorge puso una carne y
embutidos y como ya es costumbre Joel y también Narcisa compartieron malvaviscos
con los niveros y los lugareños .
La noche transcurría entre conversaciones de
la travesia y de pasadas aventuras, siendo más de la media noche y con la
mayoría de niveros durmiendo, compartimos con Yuri Burgos, líder del grupo
huellas. Cabe mencionar que durante todo el trayecto estábamos pendientes de
comunicación o a la espera del otro grupo de nivas.
Temprano en
la mañana procedimos a levantar el campamento, desayunar y nos dirigimos a
caballo a la laguna, ya en la laguna nos tomamos una que otra foto y
emprendimos el regreso ya que nos esperaba un largo camino.
De
regreso los nivas se portaron a la altura y salvo un lugar en el que Diego tuvo
que superar sus límites y Gustavo fue víctima de la gravedad (por la inclinación, la bomba de gasolina no
funcionaba y el niva no prendía), el camino no presentó mayores complicaciones.
Ya en el
punto indicado como el lugar de entrada a la ruta de Buenos Aires y siendo yo
el puntero encontré una seña me imagino colocada por los amigos de huellas que
nos aseguraba que estábamos por el camino correcto, era páramo con muchos
lugares llenos de cochas con agua-lodo, luego cambió el camino a lastre, sorteamos
una cadena, un derrumbe que ya nos habían contado y después de un largo viaje
al fin Buenos aires a la vista, luego de unas cuantas vueltas y mucha neblina
llegamos a San Jerónimo y después de un buen tramo en asfalto llegamos a Salinas,
con la novedad de un golpeteo de válvulas en el motor del niva del Edu (por la
fuga de aceite) y un problema de frenos en el de Jorge. Después de una ida y
vuelta desde Ibarra con aceite para el Edu procedimos a almorzar-merendar en el
patio de comidas del centro comercial de Ibarra, posteriormente y sin ninguna
novedad llegamos a Carapungo lugar en el que dimos por terminada la travesía.
Casi me
olvido, recuerdan el segundo grupo de 3 nivas que salieron más tarde, pues no
pudieron llegar al destino ya que se le hizo muy tarde y empezaron la subida a la
ruta de Piñan ya en la noche y se enfrentaron al camino en condiciones de
oscuridad que les dificultó enormemente el cometido.
Al
siguiente día desde buenos aires nos contactamos con Oswaldo para averiguar su
paradero e informar nuestra posición, además fueron ellos los que me proporcionaron en Ibarra el aceite para el Edu.
Las
tripulaciones:
Eduardo Díaz y Narcisa,
Diego Soria
y Copiloto,
Joel,
David, Linda y Aquiles,
Jorge Ortiz
(Por las dudas es un homónimo),
Gustavo
Vaca.
El grupo rezagado:
Oswaldo
GomezJurado,
José
Pazmiño,
Fernando
Bastidas
Saludos
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