La
travesía del mes de julio del 2018 se realizó con destino la Laguna de Cubilche
en la provincia de Imbabura.
Los
asistentes nos organizamos en dos grupos de encuentro, el primero en Oyacoto
con la presencia de; Oswaldo GómezJurado, Diego Bazante y Aquiles Zurita. El
segundo en Santa Rosa de Cusubamba en el cual nos esperaban Gustavo Vaca (en
solitario) y Francisco Jácome. Partimos a las 8:45 con destino al lago San Pablo,
pero con la novedad de que Cristhian iba un poco retrasado, se conversó y se
decidió en disminuir la velocidad con el objetivo de que nos alcance lo más
pronto posible.
Por primera vez desde que tengo el
honor de pertenecer al club, mi niva presentaba un inconveniente en ruta, con
la temperatura, la cual superaba los 110 grados, este particular fue comunicado
al líder de la caravana mediante el radio de banda civil y en vista de que
Cristhian aun no llegaba se decidió revisar el problema en la gasolinera de Petrocomercial
que queda pasado el peaje de Cangahua.
Una vez enfriado un poco el motor,
note que la tapa del radiador tenía una fisura, preguntando entre los
asistentes, Oswaldo sacó de su bodega personal una, la cual pareció resolver el
problema. La parada duró unos 30 minutos y en vista de que Cristhian seguía sin
llegar, continuamos con la ruta propuesta.
En la subida del puente sobre el río
Guachalá la temperatura volvió a subir, es decir no era solamente el problema
la tapa del radiador, pasamos Cayambe y a la altura del molino de viento tocó
realizar otra parada de revisión en la cual luego de descartar mangueras se
llegó a la conclusión de que el problema era que el sistema de enfriamiento tenía
aire. Se procedió a desconectar mangueras y rellenar de líquido refrigerante
(que siempre se lleva) y el problema se solucionó definitivamente (otros 20
minutos de parada y nada de Cristhian).
Continuamos hacia la entrada de González
Suarez y en el redondel realizamos otra parada ya que Cristhian aun no llegaba.
Esperamos unos minutos y por fin las 6 tripulaciones estábamos completas.
Cristhian Carvajal fue con toda su joven familia.
Entramos hacia San Pablo de Lago y
antes del parque tomamos hacia la derecha con destino a Ugsha siguiendo la
nueva ruta que lleva a Zuleta, cabe mencionar que estábamos siguiendo las direcciones
que nos indicaba nuestros gps.
Fuimos cambiando de terrenos hasta
que al fin se terminó el empedrado y continuamos por vías de tierra,
conjuntamente con las direcciones de los locales, seguíamos avanzando hacia la
montaña, la vegetación iba pasando a la característica de climas fríos.
En un punto de la ruta se consultó a
un gps local y nos informa que debíamos retroceder unos 100 metros y tomar otro
camino, me pareció extraño que haya una puerta, estaba abierta sin candados ni
letreros que presagien lo que a la final pasó.
Seguimos la ruta de la puerta, y
empezamos con diferentes lecturas de los gps, Francisco y Oswaldo decían que es
correcta, el mío que debo dar giro en U y seguir por donde nos dijeron que no había
camino. Después de unos 5 kms en la montaña y 30 minutos de tiempo llegamos a
la puerta de la salida, pero esta vez, tenía un candado, lo peor es que en este
punto todos los gps se pusieron de acuerdo e indicaban que ese era el camino a
seguir y se notaba claramente que el camino principal estaba a unos cientos de
metros de allí.
Con la dignidad que nos caracteriza,
metimos retro y media vuelta, pero a mitad de camino decidimos con la esperanza
de que nos lleve al camino principal tomar otra ruta. La cual nos llevó
satisfactoriamente hacia otra puerta con candado.
Después de otra media vuelta y
esperando que la puerta por la que entramos siga sin candado nos apresuramos
hacia ella y salimos llegando a la vía que une San Pablo con Zuleta. Tomamos
rumbo hacia este último pueblo y en vista de que era más de medio día se
decidió almorzar en Zuleta.
Platos de comida criolla fueron
ofertados a precios módicos, los cuales fueron degustados por todos los
asistentes y con la consabida conversación de sobre mesa hizo que el tiempo
transcurra sin darnos cuenta.
Siendo las 14:30 se continuó hacia
la Laguna, una pequeña descoordinación entre la cabeza y el resto de la caravana
nos tomó unos 10 minutos de espera hasta estar todos en ruta. Subimos por el
camino que queda junto a la iglesia de Zuleta.
El tipo de vía y los paisajes iban
cambiando conforme subíamos, nos habían advertido de que un árbol estaba
obstruyendo el camino, pero confiábamos en poder sortear este obstáculo. Nos internamos en el bosque y el líder de la caravana
comunicó que era más que imposible intentar cruzar sobre, o por el alrededor
del árbol caído. Francisco encontró una ruta alterna por medio del bosque y con
pericia los nivas logramos llegar al camino principal hacia la laguna. Cabe
mencionar que Cristhian nos acompañaba en su niva 5 puertas recién modificado,
el cual debía sortear los arboles con mayor cuidado debido a su longitud.
Mientras más subíamos, más se
disfrutaba de los paisajes que la montaña nos brindaba. Las pendientes que teníamos en frente ponían
a prueba la potencia y la confiabilidad de nuestros tanques rusos, así como la
pericia de sus pilotos. Al coronar una de las pendientes largas, el niva de
Gustavo presento un inconveniente con la temperatura, nada que un poco de líquido
refrigerante no resuelva.
Seguíamos subiendo en el páramo, y
al fin divisamos la laguna de Cubilche, cabe mencionar que desde la cumbre a
lado izquierdo se veía el Lago San Pablo y a la derecha, Ibarra con la laguna
de Yahuarcocha al fondo.
Llegamos con los nivas hasta la
laguna, procedimos a recorrerla. Gigi, Daniela y Linda procedieron a recoger
los plásticos y basura que otros visitantes tiene el “descuido” de dejar en
estos parajes.
Siendo las 16 horas y con la
satisfacción de la meta cumplida procedimos a regresar, el orden de la caravana
se alteró y todos los nivas llegamos a Zuleta, Gustavo y Cristhian se quedaron
conversando un rato y yo mientras tanto tenía el niva prendido y frenado con el
pedal. Después de unos 5 minutos intenté retomar la ruta y no pude, el auto no
se movía. Luego, los ancianos del club me explicaron que cuando uno baja como
nos tocó, a pesar de haber ayudado a frenar con máquina, el sistema de frenos
se ve forzado a trabajar al límite, y esto se agrava con mi novatada de tenerlo
frenado ya en plano durante unos minutos más. Fue necesario que pase un poco de
tiempo y usar agua para enfriar el sistema de frenos (estábamos ya de apuro) e
inmediatamente el niva se destrabó. Ya por vía asfaltada nos dirigimos hacia
Cayambe para disfrutar de un cafecito con bizcochos en uno de los famosos
paraderos del poblado.
En vista de que había tráfico y que
nos pasamos todo el día manejando, se decidió despedir la caravana en este
lugar. A partir de aquí cada auto regresaba por su cuenta, claro está que esto
no significaba que no estábamos pendientes el uno del otro, sino que el orden y
las reglas que se aplican normalmente no estaba obligado a cumplir.
Estuvimos en Quito a eso de las
20:00, todas las tripulaciones reportaron su llegada sin novedad.
Hasta la próxima aventura
Aquiles
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