El pasado 21 y 22 de noviembre nos embarcamos en una nueva aventura Nivera, esta vez visitamos la hermosa Laguna de Mojanda.
Comenzamos nuestro rumbo, desde el punto de encuentro, la gasolinera de Oyacoto, a las 11:36 de la mañana.
Las tripulaciones en orden de ruta fueron, a la cabeza iba Gustavo en solitario, seguido por Arturo y su hijo Israel, y cerrando la caravana, Jorge con Anita y Bruma.
Nos embarcamos por el camino fangoso hacia el pie de la laguna grande, donde nos encontramos con un Vitara que tenía dificultades para subir, ya que el camino estaba muy lodoso y resbaloso, con algunas instrucciones de Gustavo, el Vitara superó el obstáculo y pudo continuar, dejándonos el paso libre hacia la laguna.
Una vez ahí, encontramos que otros aventureros habían ocupado el único espacio de fogata en el lugar, y después de saber que solo estarían ahí por un tiempo más, decidimos jugar un poco en la jabonera; este es un camino que, como su nombre lo dice, el suelo lodoso es tan resbaloso que es muy difícil pasar.
Siendo las 15:00, decidimos volver a la laguna grande y en el camino de regreso por la jabonera, nos encontramos con una camioneta estancada, la misma que Jorge ayudó a sacar con mucha destreza y habilidad.
De regreso en la laguna grande, nos disponíamos a armar fogata y campamento, cuando un letrero mostraba que ahora es prohibido hacerlo en ese lugar y la multa para el que lo incumpla es de $800, por esta razón decidimos ir hacia la zona de hospedaje y ver si podíamos acampar ahí.
Al dirigirnos a la zona de camping, Arturo y Gustavo se quedaron estancados en una pendiente entrampada, por lo que Jorge acudió a su ayuda y los sacó.
A las 18:00 arribamos al Hospedaje de Mojanda, en ese momento la temperatura estaba alrededor de los 8°C y además llovía, por esa razón decidimos no acampar y dormir en una de las cabañas grandes, donde alcanzamos perfectamente todos los aventureros.
Una vez instalados, procedimos a disfrutar de la deliciosa carne y embutidos que Jorge e Israel asaron.
Alrededor de las 22:00, volvimos a la cabaña y bajo la llama de una cálida chimenea compartimos una muy entretenida tertulia junto a unas deliciosas bebidas, perfectas para el frío del momento.
Al siguiente día amanecimos a las 9:20 y con un rico café con bizcochos, recargamos baterías para comenzar nuestro retorno.
A las 11:36 y luego de 120 kms recorridos concluimos una muy divertida y exitante travesía, despidiéndonos en el peaje de Oyacoto.
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