Debo iniciar esta bitácora, con la aclaración de que en la travesía del mes
de mayo pasado a Piñan hubo una segunda expedición integrada por Oswaldo
Gomezjurado, Fernando Bastidas ,su primo y yo, que por motivos de trabajo
salimos las 13h30 min a fin de juntarnos con la primera que salió a las 6h00.
Para no alargarles el cuento el tráfico fue realmente pesado y como a
las13h30 estuvimos en Calderón, luego sin mayores problemas llegamos a Cayambe
y ahí empezó el problema pues resulta que había una carrera desde Quito a
Ibarra y nos agarró el trancón hasta llegar a paso de bicicleta a las afueras
de Otavalo serían como las 16h30 min aproximadamente.
Muy hábilmente el Presi (Oswaldo) eludió policías y hasta creyeron que
eran un vehículo de apoyo y basto y llegó a Otavalo con 30-40 min de
anticipación que nosotros.
Un torrencial aguacero nos acompaño todo el trayecto lo que nos hizo
presentir las dificultades que presentaría el ascenso a Piñan , iniciamos el
ascenso por la ruta y con oscuridad pues entre estas y las otras eran con las
18h30 min.
La última comunicación con los compañeros niveros de la primera travesía
fue como alas 14h30 min donde Edu Díaz nos indicó que el camino estaba extremo,
difícil pero seco así como solicitó un galón de aceite, lo que confirmaba la
dificultad del camino.
Oswaldo inició el ascenso y de una a la zanja que por efectos de la
lluvia era un jabón, ni siquiera llegaba a ser lodo, con la ayuda de un
lugareño que nos dio clase en el manejo del azadón, logramos sacar el niva
presidencial, yo en cambio encontré un sendero alterno por el que sorteamos estas
zanjas y quede al frente de la caravana , recorrimos unos pocos metros no mas
de 200m y con la colaboración de mis llantas de fórmula uno , o sea lisas , fui
directo a un par de zanjas todo esto tipo 20h00. Como siempre la colaboración
de los compañeros fue estupenda y el liberar el niva que por cierto estrenaba
pintura nos tomo un poco más de 2 horas.
Ante eso sabiamente el presi decidió abortar la travesía, pues era un
jabón ,no había luz natural y muy peligrosa, regresamos a la sede del INEFAN o
algo así y plantamos el campamento, para esto habíamos perdido todo tipo de
comunicación con el primer grupo, lo mejor de la noche es que compartimos una
botella de Chivas y mucha comida luego de la tertulia y pensando en cómo
estaría el primer grupo en Piñan. Es la primera vez en una travesía que hicimos
juntos 3 comidas, la merienda del sábado, el desayuno y almuerzo del domingo.
Finalmente luego del almuerzo ante la espera de noticias del primer grupo, se
comunicaron con nosotros y que también decidieron regresar por el poblado de
Buenos Aires y que nos encontraríamos en Ibarra con el niva pastuzo ( el de
Aquiles) a fin de entregar el aceite que
compramos,
Bueno ahora si la que toca. El paseo a la laguna de Sto. Domingo, a la
hora señalada del día domingo 23 de junio es decir 8h30min, arribamos a la
bomba de Petroecuador en Sangolquí las siguientes tripulaciones: Gustavo Vaca,
Aquiles Zurita, Linda y sus hijos, Fernando Bastidas y Mariela, Geovany, Jorge
Ortiz, su novia e hijo, Christian Carvajal y Carmen y yo con Pablo un copiloto
importado desde el paraíso, Buenos Aires por supuesto.
Decidimos tomar la ruta que comienza desde la fábrica Enkador en el
Valle de los Chillos que es conocida como la Ruta de los Volcanes,
En el poblado de Selva Alegre paramos a comprar carbón para preparar
nuestra parrillada de salchichas.
En día de verano con un sol radiante se apreciaban todos los nevados y
montañas y la naturaleza nos regaló ese hermoso paisaje, el Cayambe, Antisana,
Pasochoa, Rumiñahui, Sincholagua y Cotopaxi a medias o en su totalidad se
mostraron a nuestro paso.
No crean que sabía todos los nombres, que vergüenza…
El camino empedrado primero, rodeado de bosques naturales y de las
montañas señaladas, provocaron en más de una ocasión la admiración de todos
particularmente de nuestro amigo
argentino que sacó varias fotos para el recuerdo.
Luego de una hora o un poquito más llegamos a la garita del Parque
Nacional Cotopaxi a unos 4000m sobre el
nivel del mar, donde existe un kiosco de venta de artículos típicos de lana,
gorros, guantes, bufandas y sombreros que nos hicieron recordar nuestros
ancestros.
En la garita registramos nuestros vehículos y luego de los controles de
rigor a cada niva, pues es prohibido el ingreso de licor seguimos adelante bajo
la dirección de Christian, el encargado nos ayudó con un mapa de todos los
caminos y senderos del parque y como debíamos llegar a nuestro destino la
laguna de Sto. Domingo. Si no estoy mal esta ubicada a 50 Km de Quito por esta ruta.
Para esta hora se cubrió el sol, se nubló totalmente y comenzó a
lloviznar algo muy normal en el páramo considerando los 4050m de altura lo que
nos hizo suponer que podría haber algo de lodo.
Nuestro guía Christian perdió el camino un par de veces, apoyado por
Aquiles, lo mejor de todo es que no había estado perdido, su camino era el
correcto, luego de encontrar varios animales pastando, una pertinaz llovizna,
llegamos a la tan esperada Laguna.
Nuestros altímetros marcaban entre 4050 y 4070 m sobre el nivel del
mar con un poquito de frío.
Enfilamos los 7 Nivas junto a la orilla con el Cotopaxi a sus espaldas,
confiando en que en algún momento aparecería con toda su majestuosidad.
En una vieja hoguera todavía caliente dejada por algún otro visitante al sitio, decidimos
prender el fuego y calentar la parrilla, luego de varios intentos de Jorge,
Fernando sin éxito, intervino nuestro amigo Pablo, el argentino, que por
tradición dicen que saben hacer brasas y asado y felizmente prendió el fuego
con “pocas” críticas ante nuestra inutilidad.
Gustavo el encargado de traer los embutidos, salchichas, morcillas,
longanizas y demás, realmente se pasó, tanto por la calidad, cuanto por la
cantidad.
Nuestro amigo Jorge ofreció un gran pedazo de carne de res y muchos
pensaron ¡cómo que carne si era de salchichas! , yo me encargué de asarla con
un pequeñisimo detalle, no hubo sal y aunque Uds. no lo crean, cocida, muy
cocida o jugosa , estuvo deliciosa, tanto que apareció un segundo trozo que
lógicamente tuvo el mismo destino.
No sé como, de algún lugar secreto del carro de Geovanny salieron unas
cervezas al clima por supuesto, de las carnes también apareció una botella de
aguardiente que calentó un poco mas el ambiente
y como en toda buena parrillada no pueden faltar un buen par de botellas de vino, hicieron su
arribo creo de mi niva rojo que a propósito también estrenaba llantas.
Luego de este asado, bastante Light como pueden apreciar, vino el postre
unos masmelos asados, que estuvieron deliciosos.
Entre salchichas, carne y vino asi como las ocurrencias de Aquiles y
otritos, la pasamos muy bien.
Ante la escasez de alimentos, un poco mas tarde, no tuvimos más remedio
que compartir el asado con un par de ciclistas el uno inglés y otro ecuatoriano
que pensaban subir al nevado.
Luego como a las 15h30 apagamos la hoguera con hielo a fin de no contaminar el ambiente y
asegurar su extinción.
Intentamos limpiar el polvo de los nivas haciendo unas vueltas en la laguna
otros se fueron de caminata y en algunas ocasiones y por varios minutos hizo su
aparición majestuosa e imponente el volcán Cotopaxi, momentos aprovechados al
máximo para las fotos de rigor y del recuerdo.
El regreso como casi siempre sucede se hizo mas corto, o sería por el
sueño del almuerzo Light.
Al guía o sea al niva vice-presidencial de Christian Carvajal le apareció un ruido que
resultó ser la rotura de un perno de no se qué, por lo que junto a la
recomendación del encargado de la garita emprendimos el retorno por el mismo
camino que llegamos que luego a la altura de Selva Alegre volvió a variar pues
nuevamente nos perdimos.
En Selva Alegre, Pablo pudo conocer y apreciar los tradicionales cuyes
los cuales nos rodeaban como moscas.
En el parque al final de Selva Alegre paramos a fin de despedirnos y
hacer el recuento del camino, del polvo, de las perdidas, de lo poco que
comimos y finalmente de lo bien que disfrutamos y la pasamos en compañía de
todos quienes asistimos este corto paseo.
Hasta la próxima, compañeras y compañeros Niveros.
José Octavio Pazmiño G.
No hay comentarios:
Publicar un comentario