Álvaro Izurieta Cassola
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Siendo las 7:50, del dia Sábado 26 de Noviembre, me encuentro con mi compañero copiloto José Octavio en esta ocasión por tener algunos inconvenientes con su tanquecito Ruso, problemas en caja de cambios, en el lugar de encuentro con el grupo para encaminarnos en esta nueva travesía rumbo a San José de los Bancos, pasan los minutos y poco a poco van llegando nuestros compañeros de ruta, en primer lugar Francisco Jacome junto a Yiya (los yiyos de cariño), tras de ellos Cristhian Carvajal,(Jefe de Ruta) Gustavo Vaca, junto a un matrimonio de participantes Rubén Vásquez, Orquídea y sus dos hijos Ismael y Alanís.
En esta vez la zona escogida fue el Nor occidente de la provincia de Pichincha, pues se decidió ir hacia el subtròpico luego de haber realizado muchas travesías anteriores a las montañas de la serranía ecuatoriana es decir a soportar climas muy fríos.
El primero en dominar el obstáculo fue David que lo hizo de muy buena manera , y luego yo ventajosamente la piedra no topo en los bajos de los vehículos; Mientras tanto Gonzalo con mi primo Jaime fueron a compra algunas bielas para pasar la noche en buen compañía Nosotros avanzamos por un camino muy lodoso hasta cerca de la casa: pero Gonzalo se demoraba demasiado en regresar ,Fue entonces cuado el hijo pequeño de David se sintió mal, parece que la fritada de Nanegalito le causo una importante transgresión digestiva y fue allí cuando decidió regresar inmediatamente a Quito pues avalado por mi criterio médico era la mejor decisión.
Nosotros, los que quedamos decidimos acampar protegidos por el techo del mismo galpón que 2 años atrás fue usado para cubrirnos de aquella intensa lluvia que duró toda la noche
“También nos alegramos al enfrentar pruebas y dificultades porque sabemos que nos ayudan a desarrollar resistencia”. Romanos 5:3
Conforme ibamos ascendiendo, ibamos admirando los paisajes de nuestra serranía, hasta que luego de una curva vimos al fin las dos lagunas, recordé que en una travesía anterior Alvaro rompió alli su amortiguador, luego de un corto descenso nos encaminamos de una al otro extremo de la laguna grande en donde encontraríamos a nuestro guia, no sin antes recordar aquellas 6 horas que nos demoramos en cruzar un tramo que en esta ocasión lo ibamos a hacer de dia y con la esperanza de encontrar y no encontrar mucho lodo.
Muchos recuerdos le trajo a Beyo el tramo siguiente, llamado la jabonera, claro que esta vez estaba seca sin embargo fue en esta cuesta en donde un par de nivas en una travesía extraoficial pasaron un par de dias hasta poder salir, en fin, nosotros continuamos y llegamos al empedrado que llega desde Otavalo y conversamos con el guia quien supo mencionar que para llegar a la laguna colorada se puede hacer hasta cierto punto en el niva y de alli unos 30 0 40 minutos de escalada, ante esta situación y teniendo en cuenta que un buen nivero no acampa mas alla de 3 metros de su vehiculo se decidió regresar por el camino hasta el otro extremo de la laguna (por donde llegamos inicialmente) y acampar alli, porque segun mencionaron esa área era "más tranquila".
Mientras regresabamos al campamento nos topamos con la novedad de que un grupo de unos 30 jóvenes de algun campamento vacacional coicidieron en que esa área era tranquila para acampar y establecieron alli su campamento base, que tal!. Ya en la noche y a insistencia de los más pequeños se procedió a prender la fogata, pero se resistía a tal punto que toco buscar otras maderas por los alrededores sin las cuales no se hubiese logrado prenderla, de alli los jóvenes del club coincidieron en preparar malvaviscos y los viejitos solo queriamos abrigarnos y disfrutar de la típica y nutrida conversación nivera.
Una vez culminada la jabonera tomamos ruta a la laguna negra para de alli seguir a malchingui, pero Edu debido a la experiencia en la zanja decidió regresarse por Otavalo ya que tenia comprometida su barra estabilizadora, el resto de nivas continuamos por la ruta, y efectivamente en el camino que lleva a la hacienda habian muchas, pero muchas zanjas que ponian a prueba las suspensiones de los nivas y habilidades de los pilotos, los cuales a pesar del maltrato del camino no dejabamos de disfrutar, una vez superado este tramo y luego de un buen tiempo llegamos a Malchingui y de alli en el redondel de Guayllabamba nos separamos, Ruben y Beyo se iban por el Quinche (me imagino que de agradecimiento por los favores recibidos) y Francisco y yo tomamos por Guayllabamba hacia Quito, pero todos con la satisfacción de haber participado en una excelente travesía gracias a la camaradería del grupo.
LUGAR: Infiernillo, cráter del Pululahua, PichinchaPARTICIPANTES
Oswaldo Gomezjurado, con su primoJaime
José Octavio Pazmiño, en solitario
Francisco Jácome con su padre Pablo
Cristian Carvajal con su cuñado
Rubén Morabowen con su esposa Yolanda e hijos
Aurelio Ochoa con su hijo
Luis Riera con su novia Doris
Carlos Galarraga, con su padre Carlos y el pequeño Carlos Raúl
Charlie Vásquez en solitario
Empezamos a llegar en el sitio y a la hora acordada, todos reunidos a excepción de nuestro compañero Carlos Galarraga, iniciamos la travesía rumbo al Infiernillo en el cráter del Pululahua. La primera parada fue a la entrada de Moraspungo donde tomamos un camino estrecho y lleno de vegetación, después llegamos al control del guarda parques donde registraron nuestra entrada y empezamos el descenso hasta el cráter.
La segunda parada fue ya en el interior del cráter donde pudimos observar dos picos, el Chivo y el Pondoña elevaciones en el interior del cráter, acompañados del sol en su máximo esplendor.
Tomamos el camino hacia la derecha con destino a Niebli Chaupisacha después nos encontramos con una bifurcación del camino, tomamos hacia la derecha, recorrimos unos veinticinco minutos de camino cuando nuestro compañero Carlos Galarraga se comunica por la radio informándonos que nos había visto y que habíamos tomado mal la ruta que debíamos regresar a la bifurcación antes mencionada y dirigirnos hacia la izquierda.
Durante el regreso el Niva de José Octavio Pazmiño presenta un problema, se desprendió el protector del cárter lo cual nos demoro unos veinte minutos, solucionado el problema continuamos la ruta hacia el encuentro con Carlos Galarraga quien nos esperaba con su familia en el Infiernillo.
Una vez reunidos todos en el Infiernillo analizamos el terreno para trazar la ruta que debíamos tomar, empezamos de uno en uno el difícil ascenso por piedras volcánicas y zanjas demostrando el poder de nuestros vehículos y la tenacidad de sus pilotos.
En el primer tramo del ascenso hicimos una parada para realizar mi Bautizo de ingreso en el club. La directiva del club y mi padrino Charlie Vásquez me dieron la bienvenida, colocaron los stickers en el Niva y le bañaron con cerveza para celebrar.
Después del bautizo Charlie Vásquez tuvo que ausentarse de la travesía debido a un compromiso que tenía que atender.
Después de lograr superar dos tramos del difícil y complicado ascenso nos encontramos con una parte donde teníamos que pasar por una empinada cuesta rodeada de piedras y zanjas grandes en este lugar el vehículo de Carlos Galarraga sufrió una rotura en la carcasa del diferencial delantero por lo que tuvimos que retirar el cardán delantero para poder continuar en 4X2, cabe recalcar lo difícil del camino.
Aurelio Ochoa encontró otro sendero poco menos complicado para poder continuar el ascenso, le siguieron otros compañeros quienes demostraron pericia en el arte de conducir OFF ROAD, en el último tramo del ascenso el vehículo de Ruben Morabowen presenta desperfectos en la homocinética del semieje izquierdo motivo por el cual se retiro el cardán delantero para que pueda continuar en 4X2.
Terminado el ascenso todos ya reunidos al costado del camino nos deleitamos con un merecido almuerzo, inmediatamente tomamos el camino de regreso venciendo las dificultades de nuestros compañeros que tenían solamente tracción posterior.
Regresamos sin mayores novedades hasta la gasolinera de Calacali donde fue la despedida oficial.
Un fuerte abrazo.
Francisco Jácome
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Oswaldo Gomezjurado, en solitario
Charlie Vásquez, en solitario
Carlos Galarraga, con su padre Carlos y el pequeño Carlos Raúl
Francisco Jácome, con su esposa Shaquira y sus tres hijos
Por culpa del tráfico que existe en nuestra franciscana capital y sus alrededores, la cita se retrazó alrededor de una hora y media. En fin ya todos reunidos en el punto acordado se inicia la marcha rumbo a la parroquia de Quinche a 22 Km del lugar de inicio.
Una última tanqueada de mi carro y la compra de madera de desecho para la fogata nocturna fueron las únicas paradas obligatorias que se realizaron en esta la primera etapa de la travesía
Llegando a la parroquia de Quinche fue fácil tomar la ruta hacia Oyacachi iniciando la misma con una pronunciada cuesta de unos 7 Km, toda ella empedrada y en relativas buenas condiciones de mantenimiento. Al coronar la misma una densa neblina acompaño a la caravana alrededor de unos 20 minutos lo que obligó a prender las luces de nuestros tanques. Cuando comenzó a disiparse, nos detuvimos para la primera sesión de fotos ya que estábamos cruzando una hermosa planicie rodeada de paisajes serranos verdaderamente alucinantes teniendo como fondo el majestuoso Cayambe totalmente despejado, rodeado de un cielo azul e iluminado por un impresionante sol vespertino.
El camino que más tarde empataría con la vía lastrada que conduce a la localidad de Oyacahi, presentó algunos obstáculos que fueron fácilmente salvados por nuestros poderosos vehículos incluso una zanja de unos 40 centímetros de ancho cavada para que pase alguna tubería de canalización .
A pocos metros de allí se encontraba ya la vía que nos conduciría sin ninguna novedad hacia nuestro primer destino la localidad de Oyacachi
Al rededor de una hora nos tomo llegar pero siempre rodeados de fascinantes paisajes que gustaron mucho a los viajeros que por primera vez transitaban pos esos parajes.
Cuando caía la noche avistamos las primeras luces de aquel pintoresco pueblito que parecía desde la altura un nacimiento navideño. Una vez que arribamos al pueblo, vino la parte de negociar el valor de la entrada a las termas donde acamparíamos para poder usar las piscinas de aguas termales durante la noche y madrugada Y así lo hicimos luego de la cena la consabida sobremesa. Fue una experiencia inolvidable sumergirse en esas cálidas aguas ferruginosas del complejo
Luego de casi 4 horas de disfrutar el calor del agua, la tertulia y un botella de exquisito licor, vino la violenta salida para vestirse, y acudir de inmediato a nuestra carpas para el merecido descaso,
Al día siguiente decidimos completar la travesía con una visita la refugio del Cayambe, pues estábamos cerca y querríamos vencer un reto Off-Road ,cual es ascender a 4700 msnv por un sendero sinuoso ,empinado y cubierto por piedras sueltas en los últimos metros antes de llegar al mencionado refugio. Cabe mencionar que a esta parte de la travesía no acudió Charlie Vásquez ya que la exposición al frió después de salir de las temas empeoró su ya delicado estado catarral regresando a Quito cuando empatamos con la Panamericana.
El ascenso hasta el denominado pedregal, se lo realizo sin inconvenientes pues el piso del camino estaba aceptable, tan solo unos cuantos huecos y zanjas más o menos profundas, labradas por las aguas de lluvia del crudo invierno que ésta azotando la región sierra de nuestro país.
Cuando iniciamos el cruce del pedregal, bloqueamos los diferenciales de nuestro nivas ;
y adelante se ha dicho fue una ruta difícil exigente de fuerza de las máquinas y destreza de manejo por parte de los pilotos ; es una ruta ideal para probar el rendimiento de coronas , transmisiones. y levantamiento de suspensiones y carrocerías.
En fin sin ningún inconveniente mayor coronamos la ruta hasta el refugio El clima estaba tranquilo un sereno sol nos acompaño en nuestra estadía en dicho lugar por un par de horas , luego unas fotos y a descender en compañía de otros turistas que también habían ascendido.
En la parte de tierra cayó una pertinaz lluvia que al mojar la calzada, convierto a la misma en un interesante lodazal que atascó a un par de visitantes que pretendían llegar al refugio. Superado el problema continuamos el descenso `pues queríamos llegar rápido a la ciudad de Cayambe porque el hambre había hecho presa de nuestros estómagos, pero lástima no encontramos comida en esa localidad así que decidimos avanzar a Guayllabamba donde si pudimos aplacar nuestra hambre con unos deliciosos y abundantes platos típicos nacionales.
Luego la despedida de rigor buenos deseos y buenos augurios un fuerte abrazo , y a casa a descansar y a disfrutar del calor de nuestras familias
Oswaldo Gomezjurado